21. La perfección existe
Theon
No tardamos mucho en cruzar las fronteras de Vail y llegar a la clínica. Samantha fue a rellenar su historial, mientras yo fui a buscarle un zumo a una máquina expendedora. Cuando volví, la encontré sentada en una de las sillas de la sala de espera, me senté a su lado, observando a algunas personas que esperaban a que les hicieran las pruebas.
— Gracias — sonrió Samantha, abriendo la botella que le ofrecí.
— ¿De cuánto estás? — preguntó una mujer.
— Doce semanas — aclaró Samantha.
— ¿Es tu primer hijo? — intervino otra mujer, que iba acompañada de su marido.
— Sí — confirmé, sintiéndome un poco incómoda.
No me gustaría hablar de nuestra situación con gente al azar, sobre todo con gente que no había visto en mi vida.
— Es nuestro tercer hijo —explicó la segunda mujer—, te va a encantar. Es lo mejor del mundo, no tengo ni una sola queja sobre la maternidad.
— Bueno, supongo que tendremos que esperar y ver —respondió Samantha amablemente.
— Ahhh sí, padres primerizos, debe dar un p