Capitulo 3

Emma D'Jones.

Desde hace semanas nuestro hogar se siente pesado y sin ánimos, mi Matthew está mal, algo le pasa y no me quiere contar y no lo quiero presionar para hablar pero... Algo muy adentro me dice que si no logro que hable se va a desmoronar y va a explotar, no quiero verlo pasar por una tormenta.

Matthew es el corazón de este hogar y el dueño de mi corazón, este hogar ríe si el ríe, este hogar llora si el llora, este hogar sufre si el sufre y la pesadez que lleva en su interior la veo en sus noches sin dormir, en sus encierros en la oficina para que no notemos sus ataques de ansiedad.

Volteo a verlo mientras subimos las escaleras en la penumbra de la oscuridad de la casa en horas nocturnas, su rostro se ilumina por la luz de la luna que se cuela por el vitral del techo, una lágrima corre por su mejilla combinada con su expresión triste, seca su lágrima y mira a nuestro hijo con ternura y luego a mi, le sonrió amargamente ya que ver su lágrima hizo que sintiera que se me rompía el corazón.

Al llegar a la habitación Mateo corrió a su cama y espero que Matthew lo vaya a arropar, me senté a su lado mientras Matthew lo tapaba entre las sábanas con cariño.

—Ya es hora de dormir, campeón —Hablo Matthew —Mañana tienes clases y yo tengo trabajo.

—Padre, no es justo —Murmuro un Mateo lleno de sueño sacándole una sonrisa a Matthew, corta pero ahí estuvo.

—¿Que cosa no es justa, hijo? —Mateo me vio y luego vio a Matthew como si de un secreto se tratara.

—Mama se queda en casa, bebe té con unas señoras raras, baila y hace muchas cosas divertidas ¿Por que yo tengo irme todo el día de la casa? —La pregunta nos dejó sorprendidos, más que todo porque no se quejaba por ir a estudiar si no por tener que salir de la casa, no pudimos evitarlo y reímos un poco.

Mientras reíamos Matthew volteo a verme y me sonrió de forma tierna, posó un leve beso en mis labios que correspondí y volvió a sonreír antes de volver a fijar su mirada en Mateo.

—Bueno hijo, eso es porque mamá ya estudio —Mateo lo vio con extrañeza —Claro hijo, los adultos ya pasamos por el colegio y la universidad también, ambos nos graduamos de la universidad.

—¿Mamá es bailarina o cantante? —No pude evitar reír un poco, es un pasatiempo de mi infancia que volvió a mi.

—No, lo hace por diversión en sus tiempos libres. Mamá cuida de los negocios de papá, como el restaurante en el centro de la ciudad que te gusta ir, ese es de mamá.

Mateo asintió sin más entiendo la situación, es verdad con el nacimiento de Mateo se me dio la oportunidad de estudiar la universidad, el primer años solo iba 3 días por la semana ya después cursé la universidad casi como una persona normal, hice amigos, reí, descubrí y aprendí. Claro está que sin fiestas ni nada pero por lo menos tengo amigas de la universidad.

Al graduarme quería hacer negocios ya que estudie manejo de empresas pero Matthew me sugirió que no había nada mejor que manejara sus negocios, así varios de sus negocios pasaron a mi nombre y mi control, cada día conté con más libertad que el anterior...

Mateo le contó sobre su día a Matthew y sobre sus caricaturas, Matthew lo escuchaba con amor y ternura, se le veía feliz. Con los minutos nuestro hijo se durmió y salimos lentamente de su habitación, Matthew se iba a encaminar a su oficina de inmediato.

—Amor... —Se detuvo y volteo a verme con una mirada vacía —¿Que pasa? ¿Que te tiene así tan desanimado?

Su expresión fue de sorpresa y derrepente sonrió.

—¿Yo, desanimado? No, mi amor. No pasa nada, tranquila —Dijo entre risas que se veían falsas, sus ojos se mostraban tristes.

—Quiero la verdad, Matthew... —Mi tono de voz se escuchó serio.

—Emma, no voy a hablar de eso, déjame en paz —Su rostro se tornó serio, se dio la vuelta y empezó a bajar la escalera rumbo a su oficina.

—¡Matthew! —Me ignoro y siguió caminando — ¡Matthew! No me ignores.

Baje tras de él, entro a su oficina y me cerró la puerta en la cara, no vio lo cerca que estaba de el que la puerta golpeó mi cuerpo haciéndome caer al suelo.

Una puerta grande y pesada de más de 2 metros me golpeó tirando me bruscamente al suelo, en unas milésimas de segundos recuerdos de años atrás cruzaron por mi mente, sus gritos, sus maltratos, sus violaciones, todo lo que me hizo ¿El hombre al que hoy amo me hizo todo ese daño? Mi mente da vueltas, mis lágrimas salen de mis ojos a borbotones, mi cuerpo tiembla, tengo frío...

Recuerdo sus infidelidades, María... ¿Cuantas veces me juro amor y se acostaba con ella? Recuerdo las otras sirvientas con las que se acostó, recuerdo sus gemidos. Recuerdo el día que me marco, el olor a carne quemada y su mirada desquiciada. Recuerdo el día que me secuestro de mi casa, esa primera violación... Dios ¿Mi esposo me hizo todo eso, mi Matthew? No, no ¡No! 

Lucas... Oh Lucas ¡Perdoname! ¿Cómo pude olvidarme de el? ¿Cómo puedo hacer hacer el amor a diario con su asesino cuando él solo me quiso ayudar?

Voces, voces en mi cabeza ¡Gritan! Me gritan lo que me ha pasado, los recuerdos me golpeando y cada segundo que pasa más recuerdos pasan por mi mente.

Estoy en posición fetal en el suelo, llorando y retorciendo... Me duele la cabeza, halo mechones de mi cabello y una gota de sangre cae en mi vestido, esa gota de sangre... 

—¡No, por favor no lo hagas! —Grito al ver a Matthew deslizar su mano por mis piernas, intento alejarme y me hala de mi cabello.

—¡Eres mía, Emma! No escapadas de mi —Su voz era brusca como fuera de este mundo.

Logro alejarme arrastrándome y pateando su rostro con fuerza reiteradas veces, mientras me alejo de entre mis piernas sale sangre y trozos de algo, derrepente sale la cabeza de un diminuto bebé, un bebé...

Mi hijo...

Recuerdos cada vez peor llegan a mi cabeza, el bebé que perdí, mi intento de morir, mi gran sueño de morir...

Cierro los ojos fuertemente por un resplandor de luz que impacta mis ojos, sentí un fuerte dolor en mis caderas, un desgarro, un parto...

Entre todo ese dolor que me inundaba, entre el miedo llegó un llanto de un bebé, mi Mateo...

Mi dulce niño Mateo, acompañado de risas de Matthew y una célebre oración del doctor.

—¡Es un niño muy sano con excelentes pulmones, señores Jones! —Rió alegremente mientras mi desespero por tener a mi hijos en brazos incrementaba.

Cuando tome a mi hijos en brazos una fuerte bofetada impacto mi cara, en un cerrar y abrir de ojos estaba en el suelo en frente de nuestra casa, viendo en la entrada una explosión, la casa en llamas y yo herida.

¿Donde esta mi hijo? ¿Donde esta Matthew?

Desesperada grite, el dolor de perderlos desgarro mi alma al creerlos perdido.

Un grito me hizo voltear a ver adentro de la casa.

—¡Emma, despierta! —Matthew me llamaba.

Cerré los ojos por un momento y cuando los abrí estaba en el suelo, en mi casa frente la puerta de la oficina, Matthew a mi lado arrodillado con un rostro de preocupación y yo me sentía aturdida.

Un joven se acerco a mí y me examinó rápidamente.

—Esta bien señor solo fue un pequeño golpe —Se dirigía a Matthew que me miraba preocupado y con una gran seriedad ¿Estará molesto? ¿Conmigo?

Matthew asintió y me cargo, me adentro en su oficina y me coloco en el gran sillón que en ella había.

—Señor ¿Quiere llevar a la señora a la clínica? —Le susurro Salvatore a Matthew como para que no escuchará.

—No, estamos bien —Salvatore lo vio un poco extrañado —Ambos —Salvatore hizo una señal para que saliera el joven que me reviso, este salió de inmediato con un paso apresurado —Salgan ambos, quiero hablar con mi mujer.

Esa frase me erizo cada centímetro de mi piel al traer recuerdos de años atrás y sobre todo el tono de su voz al decirlo.

No, no, no...

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo