Después de abandonar la pista, se dirigieron en busca de un bar. Caminaron por aquellos callejones adoquinados y entraron a uno. Se sentaron en una mesa cerca de la ventana. Desde ahí podían mirar la nieve, caer, y a las parejas transitar con los dedos entrelazados, entonces la mirada de Sam se llenó de nostalgia. Su mente trajo el recuerdo de Óscar, lo extrañaba; sin embargo, la compañía de John le agradaba, y demasiado, entonces sacudió su cabeza, necesitaba volver a México con urgencia.
Óscar solicitó un tequila para Sam y un whisky para él entonces elevó su copa.
—Salud por tu compañía —pronunció con cariño.
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Sam lo miró a los ojos, extrañada, jamás le había mencionado que le agradaba el tequila, y él casi siempre parecía adivinar sus gusto