Por fin me dan la liberación del hospital, han sido tres largos días. Fue un poco tedioso, pero Harry se empecinó en que le realizaran todos los estudios existentes a Alegría para asegurarse de que estaba totalmente sana.
Estaba exhausta y, aun así, Harry no me estaba llevando a casa. Me había avisado con anterioridad que me tenía que enseñar una sorpresa. Aunque estaba muy cansada, accedí por el brillo tan especial que tenía en sus ojos, estaba emocionadísimo y no quería acabar con su ilusión.
Así que, aquí estoy, sentada en el asiento del coche, con los ojos vendados y la nena en brazos. Estuvimos andando un buen rato, estaba al preguntarle cuánto faltaba, cuando sentí que nos detuvimos.
Harry salió del coche y me ayudó a salir, me colocó justo donde él quería y destapó mis ojos para mostrarme frente a mis ojos, una casa enorme y preciosa, parecía sacada de los libros.
La fachada era de un estilo antiguo, según Harry la habían restaurado hacía poco. Frente a la casa, había un jardín