Cuando estuvimos listas salimos y Carolina me dejó en la entrada de la enorme casa, la casa que llamaré mía por el próximo mes. Espero no acostumbrarme a todo esto, no quiero que me cueste cuando tenga que regresar a mi pequeño departamento, sobre todo porque le tengo mucho cariño.
- ¿No dejaste nada en mi auto verdad? –me preguntó Carolina en el umbral de la puerta
- No, o por lo menos eso creo
- Bueno, entonces te dejo en buenas manos, nos vemos luego
- ¿No vas a entrar conmigo?
- No, estoy loca por llegar a mi casa y descansar, el cansancio me está matando
- Es que no sé qué se supone que tenga que hacer
- Solo toca el timbre, no es muy complicado, además te están esperando
- Bueno, ok
Ella se marchó y yo me acercé a la puerta que grita a voces que es de personas con mucho dinero, fácilmente hace más de dos yo. Toco el timbre y espero a que me reciban.
Las manos me están temblando más de lo que quisiera, cualquiera podría nota