Ambos pasaron unos días inolvidables juntos. Cada noche, Lucca la llevaba a cenar, luego paseaban por la ciudad, y finalmente la acompañaba de regreso a su hotel. Sin embargo, lo bueno siempre dura poco, y Abi debía volver a España al día siguiente, separándose de él para, probablemente, no verlo jamás, o eso es lo que ella pensaba.

Como todas las noches, Lucca la llevó a cenar. Esa noche le regaló un precioso vestido que debió costarle una fortuna, ya que el restaurante era extremadamente exclusivo, reservado solo para gente adinerada y de renombre. Abi estaba muy sorprendida por todo el dinero que había gastado en ella estos días, pero se sentía tranquila porque sabía que se lo devolvería una vez que llegara a España. Aun así, ella estaba intrigada por saber a qué se dedicaba y por qué tenía tanto dinero.

-Este restaurante es maravilloso, Francesco. ¿Vienes seguido aquí?

-Sí, Abi, es mi lugar favorito. Todos me conocen -Lucca había recordado decirle al encargado que por nada del m