Terminamos de comer y tuve que disculparme porque debía ir al baño. Hice mis necesidades tranquila y al salir, para mi sorpresa me tope con el joven de cabello castaño que había observado hace un rato.
—Lo siento. — Me disculpé. Mis ojos se abrieron de par en par mientras él me veía de la misma forma.
—Tu eres la acosadora.
—¿Disculpa?
—Sí, me estabas mirando hace un rato. — Me sentí avergonzada por mi enorme tontería.
—¿De qué hablas? — Fingí demencia. —Eso…
—No te hagas, se que me veías.
—No es cierto. — Se rio divertido. —Y no deberías acusar a la gente, así como así. Puedo llamar a un abogado y ya verás. — En lugar de asustarse, se rio como si se burlara de mí. Esta era una pesadilla.
—Como digas. — Dijo finalmente y se retiro ingresando al baño. Sentía mis mejillas rojas y no quería volver a pasar vergüenza, por eso corrí hasta donde estaba Gretel y la apuré para largarnos de ahí.
—¿Qué diablos te pasa?
—Solo que tu amiga es una loca. — Murmuré, pero Gretel solo negó sabiendo que