Una vez en casa, m di una ducha para luego salir con mi pijama puesta y secadora en mano. Me senté en la cama y encendí el aparato. Pronto llegó Austin para tomar asiento a mi lado y agarrar la secadora.
―Déjame a mí. ―Sonreí de lado agradecida y me acomodé para que él comenzara a secar mi cabello. Sus manos recorrieron mi cabello mientras lo sostenía para secarme el cabello. Luego le pase el peine y con eso el trató de estilizarlo. La verdad era divertido y tierno que hiciera esto por mí.
―¿Cómo estás?
―Estoy bien ¿y tú?
―Igual. Pero sé que algo te preocupa. ―Claro que sí. Aun mantenía mi culpa por estarle mintiendo a su familia.
―Sí yo… solo quiero decir la verdad.
―Podemos hacerlo cuando tu digas. Les diré a mis padres y estaré a tu lado.
―¿Crees que se enfadar&aacut