Los días pasaron, ya una semana desde que él le pidió matrimonio y su respuesta fue negativa, y la tensión entre Sergio y Nohelia estaba empezando a interferir entre ellos nuevamente.
—Cariño, no me gusta estar así contigo.
—Sergio, no puedo sentirte totalmente mío, tu dices amarme, y te creo, pero primero tienes que cerrar ese pasado, yo no puedo, lo siento, pero no puedo vivir contigo así, ve a Italia y párate frente a ella, enfrenta tu pasado, y cuando estés ahí y estés seguro de que no sientas nada por ella, vuelve a mi.
—Nohelia, puedo verla a ella, pero eres tú a quien yo amo, ella está felizmente casada y.....
—Y por eso estás aquí, porque te fuiste tras de ella, recuperaste tu memoria, me echaste y te fuiste. —lo interrumpió Nohelia enfrentando lo.
—¡Vamos a Italia!
—No Sergio, tu resolveras ese dilema en tu vida, y yo no estaré presente.
Sergio salió algo molesto, fue a su oficina y sentado frente al gran ventanal con mil y una ideas para enfrentar ese pasado.
Tomó el te