—¿A dónde se fueron? — pregunto al vacío.
Mi celular que comienza a sonar en mi cartera, me hace sacarlo. Es una llamada de Luciano. Extrañada le contesto.
—¿Qué pasa? — indago.
—Te esperamos en la azotea — comenta.
—¿Para qué? — digo frunciendo mi ceño.
—Tu familia quiso enseñármela amablement