Narra Arthur
Estos días, Annel ha estado distanciada de mí, ahora puedo sentir lo que ella pasó en aquella ocasión. Sólo entrar para poner los documentos sobre mi escritorio y cuando estoy a punto de levantarme, ella me mira sin alguna expresión en su hermoso rostro, lo que hace que me detenga y sale de la oficina. Realmente soy un idiota.
Las horas pasan como la eternidad y estoy muy nervioso, deseo verla, abrazarla y besarla, hacerle ver que no estoy con nadie más desde que estuvimos juntos desde nuestra primera vez, y saben a qué me refiero. Salgo de mi oficina y voy a la suya, pero me percato de que Andrea no está en su lugar, veo mi reloj y ya es hora de la comida, entro a la de ella y no esta, debió irse con ella y Gabriel. Maldigo en mi interior. Así que decidí quedarme aquí a esperarla, así tenga que aguantar una hora.
—¿Sr. Harrison? Despierte. – escucho la voz de una mujer. Esperen… dijo ¿despierte? Abro los ojos y la veo frente a mi aun sin expresión alguna.
—¿Qué hora es?