Abrí la puerta y miré por el pasillo asegurándome de que nadie me veía. Cerré mi puerta y llamé a la suya, no contestaba así que decidí entrar.
—Alex— lo llamé. No estaba en la cama, cerré la puerta tras mí.
Escuché la ducha, estaba prendida, debía estar bañándose, deposité las botas a un lado de la habitación.
—¿Freya? — me asusté al escucharlo pronunciar mi nombre.
—Ah...sí, yo… —muy bonito, esta era yo balbuciendo otra vez, cerré los ojos y maldije. —Creo que volveré en otro momento.
Me di la vuelta con la intención de ma