Walker
Meto mis dedos debajo de las axilas de Belle y la subo sobre el mostrador. Ella se ríe, su dulce aroma de niña flotando sobre mí.
Todavía está vestida con su pijama de footie. Es un diseño de rayas rojas y negras que hace que sus ojos marrones brillan. Su cabello fluye libremente por todos sus hombros y su sonrisa desdentada hace que mi mundo sea más brillante.
-¿Quién es mi ayudante especial para panqueques?- Canturreo, volteando la espátula porque soy un showman para las personas que amo.
-¡A mí! ¡A mí!- Belle balancea los pies.
Froto mi nariz contra la de ella. -Así es, cariño-.
Bella rebota. Risas. Me mira verter la mezcla en la sartén. La masa para panqueques chisporrotea y hace que mi estómago ruge. Raramente desayuno pero, por alguna razón, estoy hambriento esta mañana.
-¿Listo para darle la vuelta?- Le preguntó a Bella.
-¡Sí!-
—Cuida tus manos —digo, tirando de ella hacia mis brazos y agachándome un poco para que pueda alcanzar la espátula. Sus diminutos dedos envuelven