Punto de vista de Serena
Stevie llegó a la tienda sin aliento. Su cabello, normalmente impecable, estaba alborotado, y tenía una ligera capa de sudor en la frente.
Irrumpió por la puerta, haciendo que la campanilla sonara frenéticamente. Sus ojos estaban abiertos de par en par demostrando su urgencia mientras sujetaba firmemente su teléfono en una mano.
—Entiendo que necesitas mostrarme algo. Pero, ¿por qué corres como una loca? —Pregunté, arqueando una ceja.
Stevie me lanzó una mirada, entrecerrando ligeramente los ojos.
—¡Porque esto es importante! No lo he visto todavía, quiero verlo contigo para escuchar lo que tiene que decir ese imbécil.
Respiré profundamente, intentando calmar mis nervios. —Vale, veámoslo.
Stevie desbloqueó su teléfono y navegó rápidamente hasta el video. Me lo entregó, y nos inclinamos juntas para verlo. La pantalla se iluminó con el rostro de Max, pero esta vez no llevaba su habitual expresión arrogante.
En cambio, parecía casi arrepentido, con los ojos vacíos