Horas más tarde...
Velkan
Inhalar y exhalar, inhalar y exhalar... y un motivo, no, medio motivo para no arrancarle la cabeza a Aaron. ¿Qué le pasa por la cabeza a ese maldito demonio? Se supone que es mi mejor amigo y no debería ser así.
—Condenaste a mi mate, deberías dejarme salir y vivir por ti —protesta Yoraco.
¡No la condené, solo estoy confundido!
—Yo no estoy confundido, yo quiero a Ayla. Es mi compañera y tú no me dejas tenerla. La marcaste tú, no yo y también quiero marcarla. ¡Quiero que todo el mundo sepa que Ayla es mía! —vuelve a quejarse mi lobo interior.
No... ¿cómo puedes ser así?, ¿dónde quedó la lealtad y el amor hacia Sara?
Miro a la extraña mujer tambalearse y me cabreo rápidamente cuando Aaron la toca.
—¡Suéltala ahora mismo! —gruño, quitando las sucias manos de él, de los brazos de la pelirroja.
—Si la soltaba s