Capítulo 4

Suspiré unas mil veces y traté de mantener la compostura mil veces más, no por lo que acababa de pasar, más bien por lo que yo acababa de hacer. Reclamé como mía a la extraña mujer y yo mismo me hundí en un problema innecesario con el príncipe llorón del Inframundo.

¿Qué fue exactamente lo que hice?

—Que bueno que esto fue entrar, saludar e irnos —se burla Ares—. Excelente, Velkan. Tu mate es el íncubo y el ángel caído que está buscando el sádico de tu mejor amigo.

Hago una mueca de desagrado.

—No tuve elección para ese momento, pero ya la rechacé nuevamente —le digo serio—. Ares, la vida se trata de tomar decisiones desesperadas para momentos desesperados.

—Déjame ver si entiendo —suspira y una estúpida sonrisa se forma en su estúpido rostro—. ¿Decidiste marcar a el íncubo de Aaron porque estabas desesperado por el momento o por la chica? Interesante, ¿por eso la reclamaste como tuya?

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