JOAQUÍN
— ¿Quieres algo de tomar? —me ofrece cuando estamos en su cocina.
Se quita la chaqueta. Veo sus hermosos senos que se asoman por el top. Su piel es bronceada y tersa. Se me hace la boca agua.
Tengo que admitir que soy el tipo de hombre que prefiere unas buenas tetas. Me gustan grandes.
—Agua o soda. Si tienes —le digo sin quitar la vista de su escote.
Me ofrece soda, se quita los zapatos quedando a pies descalzos y también la sudadera.
Me quedo viendo su pie ortopédico, sonrió porque tiene las uñas pintadas. La vanidad de las mujeres.
Queda nuevamente en top y short. Tomamos nuestras bebidas mirándonos fijamente y veo a Mía respirando con dificultad. Sus mejillas están rojas y sus labios húmedos.
¡Jesús!
Apoya sus codos en la encimera y sus senos se levantan por encima del top. Miro sus lindos pechos y me muerdo los labios. La veo a los ojos.
Lo hace adrede, intenta provocarme.
—Me la pones muy difícil, si sigues haciendo esto, no me voy a poder controlar —le adviert