Capítulo 61
Helena
Había ruidos distorsionados que estaba oyendo como sonidos de máquinas pitando o encendiéndose y apagándose cada cierto lapso de tiempo, abrí mis ojos y vi un techo blanco y muchas luces blancas también. Así me percaté que no estaba en mi casa.
–Hola, mi amor.
La cara muy distorsionada de un hombre se apareció a simple vista, fue hasta que parpadeé varias veces que su imagen se fue aclarando y reconocí a Santiago. Lo veía abotagado y no parecía mi marido, aunque yo sabía que tenía que ser él.
–Santiago, ¿a dónde me has traído?
No estábamos en mi casa y tampoco estábamos en la suya, mi oído se fue aclarando y pude lograr oír los sonidos más nítidos. Antes que Santiago pudiera responder a mi pregunta, supe la respuesta, estábamos en un hospital.
–Estamos en el hospital, mi amor, no te puedes preocupar, yo te estoy cuidando y llevas una semana demasiado delicada. Hace una semana que no estabas consiente mi amor.
–Mi amor, ¿cómo pasó eso? Siento como si fuera despertan