Samantha me mira fijamente y se cruza de brazos.
“Oh, no. No me digas que…”
Yo evito su mirada, mordiéndome el labio.
“Clara…”
“Me lo insinuó, Sam.”
“¡¿Qué te dijo exactamente?! Dame las palabras literales.”
Respiro hondo, sintiendo que me arde la cara.
“Dijo… ‘Claro que puedes, pero ten cuidado y no demores mucho… que quiero practicar la noche nupcial’.”
Samantha se queda en shock dos segundos y luego estalla en carcajadas.
“¡Ese hijo de puta! ¡Te lo dijo así, directo!”
“¡Sí!”
“¡Dios, ese vampiro no tiene vergüenza! ¡Pero tampoco pierde el tiempo!”
Me cubro la cara con las manos mientras ella sigue riendo.
“Clara, ¿te das cuenta de que eso significa que esta noche no vas a dormir?”
Levanto la cara y la fulmino con la mirada.
“¡Cállate, Sam! Además, sabes que no me deja dormir hace mucho, ¡jajajaja!”
Samantha suelta una carcajada aún más fuerte y se deja caer en el sofá junto a mí, secándose una lágrima de la risa.
“¡No, no puedo! ¡Esto es oro puro!”
Me mira con una