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Camila despertó, abrió los ojos y miró a su alrededor, recordando que se había quedado dormida mientras Jeremy la abrazaba.
Ya había pasado una semana desde que él le pidió que fuera su novia oficialmente y ella aceptó. Desde ese día, han dormido juntos, y Jeremy no le permitió hacer nada hasta que su tobillo no se sanara por completo.
Miró hacia el lado de la cama, pero estaba vacío y frío. Al parecer, Jeremy se había ido hacía tiempo. Bajó a la sala de estar y miró la hora en su teléfono: las nueve y media de la mañana. Marcó el número de Jeremy y la llamada se conectó de inmediato.
—¿Ya despertaste?
—¿Por qué te fuiste y no me despertaste?
—Solo quería que descansaras un poco más.
—Ya he descansado lo suficiente.
—Visitaré a mi madre en el hospital antes de ir a la oficina.
—Tráeme algo de comer cuando vengas.
—¡Dile a tu secretaria que te encargue el almuerzo! —comentó Camila, enojada por lo autoritario que se había comportado los últimos días—. No trabajo