Estábamos Angelo y yo hablando cuando nos dimos cuenta de que pasaba Mario por nuestro lado como si fuera un zombi, nos echamos a reír los dos mirándonos él con el semblante de su cara muy serio
— Me duele la cabeza, callaros graciosos no veo cual es el chiste — nos dijo Mario
— Anda tío, ¿tú sabes que no puedes beber? vaya careto que tienes — le dijo Angelo
— Me he levantado muy mal y encima me duelen los huevos, como si me hubieran pegado ahí, estaré perdiendo el norte ya — respondió Mario riendome yo sin poder parar
— Buenos días el patrón ya viene de camino, — nos dijo José
— Vamos a desayunar porque cuando venga Carlos quiero que nos lleve al almacén para ver como preparan y van a transportar la cocaína.-- dijo Angelo
— Bianca cariño, aún me tienes que contar lo que te pasó anoche en el club, para que veas que la bebida aún no me trastorna y me acuerdo de lo que hablamos – dijo Mario
— Ya lo vi anoche en mi habitación, quiero fooofoollar — le dije riendo mientras Mario me miraba