UN HEREDERO PARA EL NARCOTRAFICANTE
UN HEREDERO PARA EL NARCOTRAFICANTE
Por: AZAHARA
1/ LA AMENAZA A VITO FERRERO

He venido con mis padres de vacaciones a una de las mejores ciudades del mundo, con sus edificios que dan vértigo mirarlos, sus puentes famosos y lo que más me gusta, el encendido de Navidad en la plaza de Rockefeller. Es impresionante esta ciudad, nosotros vivimos en Palermo, Sicilia, y estoy con mi madre de compras en la Quinta Avenida, donde hay de todo para comprar, ropa, joyería y muchas otras cosas. Nos estamos hospedando en uno de los mejores hoteles. Decir que soy hija de unos multimillonarios, no soy engreida pero si me gusta presumir con mis amigos, llevar ropa, zapatos y complementos caros, nunca he tenido novio ya que para mi lo principal es acabar mi carrera de Empresarial y Financiación para hacerme cargo de la empresa cuando mi padre se retire. Me llamo Bianca, tengo veintidós años, tengo el pelo castaños, mis ojos son como el color de la miel y mido un metro setenta

Después de comprar, mi madre y yo subimos en nuestra limusina para volver al hotel, el chofer aparco el vehículo en el parking abriéndonos la puerta el chofer ayudándonos a bajar, cogimos el ascensor allí mismo para subir a nuestra planta, salimos y dirigiéndonos a nuestra habitación nos quedamos mi madre y yo inmóviles al ver dos hombres en la puerta escuchando unos gritos que salían de la habitación. Nos acercamos a los dos hombres que nos miraron con recelo.

— No se puede pasar ahora — nos dijo uno de ellos

— Es nuestra habitación y ya te puedes ir quitando de enmedio, soy la hija de Vito Ferrero — les dije

— Perdone señorita Ferrero, — me dijo abriéndonos la puerta de la habitación

Al entrar en la habitación, mi madre y yo vimos a otros dos hombres dentro, mientras mi padre estaba sentado en un sillón tapándose la cara con las manos.

— ¿Qué pasa aquí Vito? ¿Quiénes son estos hombres? — preguntó mi madre

— Es mejor que os marcheis, son negocios que tengo con estos hombres, iros al bar, luego bajo yo — nos dijo mi padre

— Supongo que usted es la señorita Ferrero — me dijo uno de los hombres que allí dentro había

— Yo no tengo el placer de conocerlo señor — contesté

— Mi nombre es Giulano Capri — me dijo cogiendo mi mano, besándola

Me quede mirando como si me hubiera hipnotizado su mirada, al hombre que acababa de hablarme mirandome con sus brillantes ojos verdes, sus gordos pero bien perfilados labios, su negro pelo, hasta que me saco de mis pensamientos mi padre cuando le hablo a mi madre

— Maria, vete con la niña ahora mismo — nos gritó mi padre

— Vito, Vito ¿porque tanta prisa para que se marchen tu esposa y tu hija? debo decirte que tu niña es preciosa y me gustaria que me concedieras su mano, así tu deuda quedaría saldada con los Capri — dijo Giulano

— Papa de que habla, ¿que deuda tienes con los Capri? — pregunté

— No te daré a mi pequeña, prefiero que me mates — le dijo mi padre

— Papá, ¿qué pasa? ¿de qué está hablando este hombre? — le dije

— Señorita, su padre tiene una deuda de varios millones con mi familia, y estoy aqui para cobrar, o bien con la muerte de su padre o casandome con la única hija de los Ferrero, aunque la deuda que tiene su padre con mi familia se saldará cuando me de un heredero — me dijo

— Deja a mi hija tranquila, nunca te la daria a cambio — contestó mi padre

El otro hombre que había en la habitación se acercó a mi padre propinándole varios puñetazos en el cuerpo y en la cara, mientras mi madre chillaba horrorizaba llorando

– “””Ya basta”” – grité – Me casaré con usted, pero deje a mi padre — le dije

— Dejalo Marcelo, señorita Ferraro, la boda será en Milán dentro de tres días, le aconsejo que vuelvan enseguida a Palermo ya, porque supongo que tendrá muchas cosas que hacer antes de nuestra boda, Buon giorno, Vito. — nos dijo saliendo seguidamente de la habitación seguido por su sicario.

— Vito, quiero una explicación de lo que aqui dentro a pasado, no voy a dejar que mi hija pague por tus errores — le dijo mi madre a mi padre

— Maria lo siento, estafe y robe a los Capri pensando que no se darían cuenta, hija deja que me maten pero no quiero que tú seas infeliz con ese hombre — me dijo mi padre

— Ya es tarde papá, la palabra de un Ferrero es como si fuera su honor y eso fue lo que tú me enseñaste — le dije

Ese mismo día nos fuimos del Hotel, subimos a la limusina para ir al aeropuerto, subimos a nuestro jet privado para volver a Palermo, dejando atrás la maravillosa ciudad de Nueva York.

El avión aterrizó en Palermo, esperándonos nuestra limusina en la misma pista, subimos al vehículo que nos llevó a nuestra casa, bajando mi padre muy enfadado de la limusina cuando llegamos, entrando en la casa detrás de mi padre,  dirigiéndonos al salón mi madre y yo, mientras que mi padre se encerraba en su despacho. Al día siguiente estaba en el jardin desayunando con mi madre, cuando vimos un todoterreno con las lunas tintadas aparcando en la puerta de nuestra casa bajando del vehiculo dos hombres vestidos de negro, con gafas oscuras y una mujer llevando en sus manos una caja grande.

— ¿Qué querrá ahora esa gente? — preguntó mi madre

— Señora, hay unos señores en la casa que preguntan por la niña — nos dijo Gina, nuestra sirvienta

— Dile a los señores que ya vamos Gina, gracias — contestó mi madre

Nos levantamos mi madre y yo de las sillas del jardín entrando seguidamente a la casa, nos dirigimos al salón viendo a mi padre hablando con la mujer.

— Ya está mi pequeña aquí,  Bianca hija, esta señora te ha traído un regalo de parte de el cabrón de Giulano — me dijo mi padre

— Es su vestido de novia, señorita espero que le guste — me dijo la mujer abriendo la caja que traía en sus manos cuando llego a mi casa

Me acerque hasta donde estaba la caja y cuando lo abri, me quede sin saber que decir, era de raso completamente blanco, escote sin tirantes y diamantes encastrados por todo el vestido incluso la cola.

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