CURVAS DE INFARTO. CAPÍTULO 50. Una mujer que ya no puede ser manipulada
—¡Eres tan arrogante! —explotó Mircella de repente—. ¡Te crees intocable ahora porque ese millonario te protege y te exhibe como si fueras un trofeo!
—No me protege, me respeta —corrigió Chloe, con voz firme—. Me apoya, y eso e