—Dice el hombre culpable de que esté aquí —gruñó Viktor.
—También estoy tratando de sacarla.
—Entonces es que ni siquiera la has escuchado bien todavía. Ni siquiera la respetas.
—¿¡Disculpa!?
—¡Si respetaras los motivos de Chiara para estar aquí, ni siquiera habría tenido que ir a la cárcel en p