CAPITULO 41: EL UNICO

CAPITULO 41: EL UNICO

—Yo… —de repente, el teléfono de Sebastián sonó. Él le hizo un gesto a Isabella para que se detuviera y miró la pantalla.

Era Mateo, hizo una mueca y cortó la llamada y miró a Isabella de nuevo.

—Es Mateo, seguro está llamando para saber qué tal la cena. Continúa, amor. ¿Tú qué?

Las manos de Isabella estaban frías y sudorosas.

—Primero quiero que sepas que no…

El celular sonó nuevamente.

—¡Joder! —miró y era Mateo otra vez—. Lo siento, amor, voy a apagarlo, así no nos interrumpirá de nuevo.

En ese momento llegó un mensaje: “Contesta, es urgente”. La curiosidad picó en él, pero primero quería escuchar lo que Isabella tenía para decir.

—Si quieres, puedes llamarlo. Esto puede esperar. ―dijo ella de repente.

― ¿Seguro?

―Sí, ve. ―Isabella quería retrasarlo cuanto pudiera.

—Está bien —dijo Sebastián, devolviéndole la llamada a su amigo—. Estaré aquí en un segundo, amor.

Sebastián se alejó un poco y esperó a que Mateo atendiera. Cuando lo hizo, no dudó en reprocharle.

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