Vamos que tú puedes

—Muchas gracias— Dijo de repente Harrison mientras tomaba la bolsa de comida.

Los señores Pindu de inmediato entraron a ver cómo seguía su hija, ellos querían verla y hablar un rato con ella, ellos sabían que ella los podía escuchar, los señores Pindu no sabían que más poder hacer para que su hija estuviera bien, ellos quisieran poder poner la empresa y todo el dinero que tenían con tal de que su hija despertara rápidamente, pero era obvio que nada de eso podría servir, algo así era algo de lo cual el dinero no podía ser posible de comprar, lo único que en esos momentos era posible hacer, era esperar, pero ellos no querían esperar, querían tener a su hija entre sus brazos, llevaba poco tiempo en coma, pero un solo día de estar en ese estado, ellos ya la extrañaban demasiado.

Cuando los señore

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