Lo que sí sabía era que ella haría todo por proteger a su hijo.
No importaba que tan crudo fuera el invierno y que tan mal estuviera el mundo, Elena de alguna manera encontraba fuerza en la idea de utilizarse como escudo para que todas las balas que el universo quería enviarle a su hijo, le llegaran a ella, pero ella era solo una niña, que al parecer, jamás había logrado desarrollar esa pequeña habilidad que le decía cuando una decisión era buena o mala. De esa manera, todo lo bueno que le pasaba parecía como buena suerte y todo lo malo, seguía siendo su culpa.
Ese día, luego de siete meses de embarazo, siete meses sin familia, sin alfa, sin manada y sin apellido, la buena suerte le volvió a dar un respiro.
Lo siguiente para que siguiera adelante.
Se le habían perdido las llaves de su departamento.
—Jodeme —murmuró para sí misma, mientras se dejaba caer al suelo. Junto a su departamento, estaba la escalera para subir a los siguientes, de manera que con complejidad se sentó en el p