Mi pecho se sentía como si hubiera sido desgarrado, destrozado por la angustia grabada en su rostro. Había ensayado todas las formas posibles en que esto podría desarrollarse, repetido mis líneas en mi cabeza hasta que se volvieron segunda naturaleza. Pero cuando él vino caminando hacia nosotros a grandes zancadas, irradiando furia como el calor del asfalto, mi voz desapareció por completo.
“¿Lena? ¿Qué diablos es esto?”
Mantuve mi mirada fija en el pavimento, incapaz de encontrar los ojos de Christian. Marco captó la situación casi inmediatamente y se metió, improvisando con facilidad practicada.
“Tú debes ser Christian. Lena mencionó que había una posibilidad de que aparecieras antes de que tuviera la oportunidad de explicar todo.”
“¿Explicar qué exactamente? ¿Lena? ¿Qué carajo está pasando aquí?” La voz de Christian se alzó con cada palabra, quebrándose con incredulidad.
“Oye, hombre. Solo relájate. Ella iba a hablar contigo. Literalmente lo discutimos anoche durante la cena.”
“¿Ce