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Aaaahhh… Esto de correr ya no es lo mío, siento que mi corazón se quiere salir, no puedo más con mi vida. He llegado tarde al salón de clase y eso no es todo, ya que tengo muchas miradas penetradas en mí.
¡Por Dios! Es mi primera vez que vengo tarde, y por ende hoy seré el centro de atención de muchos.
Al estar dentro del salón pido disculpas por mi llegada tarde, luego de esperar, “que no se vuelva a repetir”, no tardé mucho cuando fue a mi lugar, a lado de mi amiga.
Trato de recuperar mi respiración y sin ver a mi alrededor me pongo cómoda, esto de correr es malo. Dios, me siento cansada, hasta puedo decir que me desmayaré porque siento un mareo y eso que he desayunado.
Sí, Leo me ha obligado a desayunar y eso que no se me olvida cuando me invitó a un baño especial, de esos que terminan en final feliz.
Cierro mis ojos y cuando escucho a la profesora decir los “buenos días, Pao”, los abro para ser partícipe del canto celestial de la atención que me está dando.
Mis amigas se deb