Mariano asintió.
—Está bien, vayamos a ver qué está pasando.
Simona también dijo:
—¡Yo también voy!
Media hora después, los tres llegaron en auto a la empresa.
Nada más llegar, vieron a varios guardaespaldas apostados en la entrada.
De repente, algunos guardaespaldas salieron cargando una camilla cubierta con una sábana blanca, sin dejar ver quién estaba encima.
Rápidamente, arrancaron sus vehículos y se fueron.
Mariano le dijo a Luis:
—Sigámoslos para ver qué pasa.
Después de aproximadamente dos horas de seguirlos, los vehículos se detuvieron frente a un crematorio.
Bajaron la camilla y la llevaron adentro.
Mariano, Luis y Simona los siguieron adentro con cautela.
Se mantuvieron detrás de ellos hasta que terminaron de entregar el cuerpo a los empleados del crematorio y se fueron.
Mariano dijo:
—Vayamos a preguntarles a los empleados de quién se trata.
Luis y Simona asintieron y se acercaron juntos.
Luis conversó con un empleado bajo algún pretexto, hasta que éste finalmente