Felipe miró furioso a Seba y preguntó:
—¿Has tomado mi teléfono?
Seba respondió con calma:
—Sí.
—¡Devuélvemelo!— Felipe se acercó rápidamente a Seba. —¡Eso es mío!
Seba mantuvo la compostura:
—El señor Alejandro ha ordenado que no tengas contacto con el exterior.
—¿Y quién se cree él para hacer eso?— Felipe estalló. —¡Necesito hablar con mi padre, dile a Alejandro que se presente ante mí!
—Lo siento, señor Felipe, pero el señor ha sido llevado a la comisaría— Seba informó con calma.
Al escuchar esto, Felipe se quedó atónito:
—¿Qué estás diciendo?
Seba repitió:
—El señor está siendo acusado de asesinato y el señor Alejandro lo ha enviado a la comisaría.
¿Asesinato? ¿Comisaría?
La mente de Felipe se quedó en blanco. ¿Cómo era posible?
Felipe miró fijamente a Seba.
—¡Es una conspiración de Alejandro! ¿Está tendiendo una trampa a mi padre? ¡Es un verdadero monstruo, capaz de cualquier cosa! ¡Es un bastardo nacido de una mujer despreciable!
Seba escuchó con incomodidad.
—Señor Felipe