Capítulo363
En la entrada del parque de diversiones, Alejandro acababa de bajar del auto cuando escuchó un estruendo proveniente del interior del parque.

De repente, sintió un agudo dolor en el pecho y se agachó, llevándose la mano al corazón. Eduardo y los guardaespaldas, al ver esto, se apresuraron a acercarse para ayudar a Alejandro a levantarse.

—Don Alejandro, ¿estás bien?— Eduardo y Seba preguntaron al unísono.

Alejandro sintió una oleada de pánico inexplicable. Apartó a las personas que estaban a su lado, resistió la opresión y la sensación de mareo, y se puso de pie, dirigiéndose hacia el parque de diversiones.

En ese momento, el parque estaba en caos, con todas las personas corriendo en dirección a la noria. Seba encontró a un empleado y le preguntó qué estaba sucediendo.

El empleado, visiblemente alterado, respondió:

—¡Una cabina de la noria se ha caído!

Al escuchar esto, Eduardo levantó la vista y miró la noria que ahora tenía un espacio vacío. ¡Era de doscientos metros de altura! Si a
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