Al escuchar la voz de su hija, Ximena sintió un nudo en el corazón. Antes, incluso si estaba ocupada en el trabajo, siempre se tomaba un momento para ver a sus hijos en cuanto llegaba a casa. Esta era la primera vez que se separaba de ellos.
Ximena se sintió un poco apenada y sus ojos se tornaron ligeramente rojos. Le dijo a Liliana con voz suave: —Liliana, lo siento, mamá no pudo ir a recogerte y a Nicolás.
Liliana respondió preocupada: —Mamá, no nos has abandonado, ¿verdad? ¿Estás ocupada, verdad? Y mamá sabe que nosotros estamos a salvo, ¿verdad?
Escuchar todas esas preguntas que reflejaban su inseguridad partió el corazón de Ximena. Le respondió con voz entrecortada: —¿Cómo podría mamá abandonarte a ti y a tus hermanos? Sé que están a salvo, por eso me quedé en el hospital con la abuela Alicia toda la noche.
De repente, Liliana pareció nerviosa y preguntó: —¿Qué le pasa a la abuela Alicia?
Ximena bajó la mirada y explicó con voz ronca: —La abuela Alicia no se siente muy bien, neces