Parte 31

La veo morder sus labios y eso hace que mi miembro palpite, esta mujer es mi perdición. No tengo ojos para nada, ni nadie más en este momento que solo ella, quiero amarla y que sienta lo importante que es para mí, quiero consentirla, que se sienta deseada y satisfechas, ya que su placer es mi placer. 

Me subo encima de ella y la beso con calma, me dedico a disfrutar del sabor que emanan sus labios, esta vez no hay apuro, no hay ningún impedimento que me reprima de ver sus facciones y gestos al hacerle el amor, esta vez la entrega es completa. 

Bajo mis besos a su cuello y la escucho gemir bajo, y ese sonido es música para mis oídos, empiezo a quitar lentamente su camisa, dejando al descubierto sus pechos cubiertos por ese sostén de encajes negros. - Hermosa

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