En este mundo, hay madres que no se preocupan por sus hijas, y hay otras dispuestas a hacer cualquier cosa por ellas.
A mí me gusta este tipo de madre, y también me gusta su sinceridad.
—No te preocupes, no importa si logro salir de esta situación o no, ¡te aseguraré a ti y a tu hija una vida sin preocupaciones!
La mujer se emocionó al instante, y sus ojos se llenaron de lágrimas. A decir verdad, ella era una gran madre.
Así que cuando me dijo que podría protegerme mientras estuviera allí, y que estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario, con tal de que en el futuro yo pudiera cuidar de su hija, la rechacé.
No quería que arriesgara su vida. Quería que ella y su hija, a quien tanto amaba, pudieran vivir felizmente. Además, no hacía falta que tomara ese riesgo.
Cuando volví a mi cama, miré a las personas que me observaban con malas intenciones, y les dije:
—No importa cuánto paguen, yo pagaré diez veces más. No hagan nada raro.
Mis palabras hicieron que todas las personas en la habi