Isabel, después de años de relación con su novio, ve su mundo desmoronarse cuando él revela que está comprometido después de un viaje que, en teoría, debería haber fortalecido su vínculo. Devastada, decide poner fin a la relación, anhelando un nuevo comienzo. La vida da un giro inesperado cuando Isabel recibe una oferta de empleo para trabajar en un lugar prestigioso, una oportunidad que parece perfecta para dejar atrás su dolor. Sin embargo, desconoce que el dueño de la empresa que la contrata es el tío de su exnovio. Al descubrir este vínculo, Isabel decide aprovechar la situación a su favor, ya que descubre que el tío está planeando acabar con la empresa de su sobrino por razones personales.
Leer másDespués de la intensidad del juicio y la confirmación de la culpabilidad de Johan, Alessandro y yo decidimos celebrar nuestra victoria de una manera muy especial. Planificamos una cena romántica en el mejor restaurante de la ciudad, el mismo lugar donde tuvimos nuestro primer encuentro memorable. Queríamos marcar un nuevo comienzo juntos, celebrando no solo nuestra victoria legal, sino también nuestro amor y compromiso el uno con el otro.Nos vestimos con nuestras mejores galas para la ocasión. Alessandro lucía impecable en un elegante traje negro, y yo llevaba un deslumbrante vestido rojo que él había elegido especialmente para mí. Nos miramos el uno al otro con complicidad y emoción antes de salir de casa.Cuando llegamos al restaurante, nos recibieron con una cálida bienvenida y nos condujeron a nuestra mesa, estratégicamente ubicada en un rincón íntimo con vista
El día del juicio por la demanda de secuestro y obstrucción de la justicia de Johan Korch llegó, y esta vez, yo estaba preparada para enfrentarlo no solo como víctima, sino también como mi propia abogada. Me había pasado noches enteras preparando mi caso, reuniendo pruebas y ensayando mis argumentos en el espejo.Me encontraba frente al tribunal, con los nervios a flor de piel pero determinada a hacer justicia. Johan estaba sentado en el otro lado de la sala, con una expresión arrogante en su rostro que solo avivaba mi determinación.
Después de escapar del terrible secuestro, me encontraba en un estado de shock y agotamiento emocional. Alessandro me llevó a casa y se aseguró de que estuviera cómoda y segura antes de partir para ocuparse de algunos asuntos urgentes. Mientras tanto, me sumergí en un baño caliente, dejando que el agua caliente calmara mis nervios y lavara el miedo que aún se aferraba a mí.A medida que me recuperaba físicamente, mi mente comenzaba a dar vueltas. Me preocupaba qué había sido de aquellos hombres que me habían secuestrado. ¿Serían capturados y llevados ante la justicia? ¿O escaparían y continuarían causando daño a otras personas? La incertidumbre me carcomía por dentro, pero sabía que no podía permitir que el miedo me dominara.Después de un par de días de descanso, recibí la visita de Alessandro, quien en
El miedo me paralizaba mientras sentía cómo el hombre se abalanzaba sobre mí, sus manos ásperas explorando mi cuerpo con violencia. Mi corazón latía con fuerza, mis manos atadas inútiles mente, mi boca reseca, incapaz de pronunciar una palabra. Cerré los ojos con fuerza, deseando con todas mis fuerzas que alguien viniera a salvarme. Entonces, un golpe seco resonó en la habitación. Abrí los ojos con sorpresa para ver al hombre retroceder, sosteniendo su mandíbula con expresión de dolor. Antes de que pudiera reaccionar, otro golpe lo hizo caer al suelo. Parpadeé aturdida, tratando de procesar lo que estaba sucediendo. —¡Isabel, estoy aquí para salvarte! —una voz conocida resonó en la habitación. Levanté la vista para ver a Alessandro parado en la entrada, con la mandíbula tensa y los puños apretados. Mis ojos se llenaron de lágrimas de alivio al verlo. Alessandro se acercó rápidamente, desatando las cuerdas que me ataban y ayudándome a levantarme del suelo. Sen
La decisión de permanecer estática cuando la camioneta pasó había sido un grave error. La camioneta volvió. De ella salieron unos tipos que corrieron hacia mí. —Solo te diré dos cosas —dijo uno de ellos, colocando un arma en mi espalda—. Primero, no grites… —su voz era firme, amenazadora—. Y segundo, camina hacia la camioneta. No te haremos daño si sigues esas dos sugerencias. Sin más opción, avancé hacia la camioneta. En ese momento, vi a Alessandro llegar y correr hacia mí, pero era demasiado tarde; ya estaba dentro de la camioneta. Intenté luchar para liberarme y regresar a los brazos de Alessandro, pero antes de que pudiera hacer algo, sentí un golpe en la nuca que me hizo desplomar. Cuando recobré el conocimiento, todo estaba oscuro. Una bolsa cubría mi rostro, impidiéndome ver, y escuchaba las voces de hombres discutiendo sobre qué hacer conmigo. Intenté moverme, pero estaba atada de pies y manos, sentada y expuesta a una luz brillante. —¿Deberíamos esperar al patrón? —pregu
Allí estábamos, Alessandro y yo, elegantemente vestidos, cuando recordé que la próxima semana sería el último juicio de sucesión.—Recuerda que el lunes es el último juicio —dije, ajustando mi vestido—. Creo que podemos ganar, si prestamos atención. Tu primo José, o quien sea, no tiene por qué ganarlo. Según las leyes…—Isabel, estaremos en una fiesta. Olvidemos un rato, todo ese ajetreo —rio él. Dejé de lado todas las preocupaciones y lo besé. Nuestra relación había mejorado desde aquella cena con lasaña en salsa blanca, pero aún manteníamos en secreto nuestra relación en el hotel, aunque me resultaba difícil contenerme con este hombre. Descendimos del auto y nos dirigimos al piso del hotel de la invitación. Alessandro tomó mi mano en el ascensor, pero no pude resistirme y lo besé con pasión. Él me correspondió y me pegó contra la pared del elevador. La temperatura subía solo por besarnos. Nos deseábamos como nunca antes. Sus manos exploraron la abertura de mi vestido, deslizándose p
Último capítulo