Desperté de repente con un intenso dolor de cabeza. Estaba en mi cama, cubierto con una manta hasta el cuello. Traté de incorporarme, pero no pude hacerlo. Levanté la manta y noté que estaba desnudo.
«¿Qué carajos había pasado?».
—Hasta que al fin despiertas, bella durmiente. —Max entraba sonriente a la habitación con un delantal puesto y unas pantuflas.
¿Pero qué mierda hacía de esa manera?
Caminó hacia las ventanas y corrió por completo las cortinas, dejó que los rayos de sol ingresaran por ellas. Me cubrí el rostro porque la luz intensificaba mi dolor de cabeza. Max sonrió de oreja a oreja y se llevó ambas manos a la cintura. De verdad que se veía extremadamente ridículo; camisa gris, pantalones de traje azul real, unas pantuflas y un delantal. No pude evitar reír a carcajadas ante la imagen