—Es Liz —no, Diosito, no quiero que esté momento se arruine.
—Cálmate Rafael no tienes que ponerte mal —observo a Rafel y su rostro dice más que mil palabras.
—Estoy calmado, solo que estoy sorprendido de que ella esté aquí.
—Salgamos y la recibimos juntos —sé que lo que le estoy ofreciendo es una aniquilación, pero tengo que ver que él tenga fuerza de voluntad.
—No te dejaré sola Samantha —nos levantamos y nos comenzamos a poner algo para que Liz no nos vea desnudos.
—Ya estamos listos Samantha —camino hacia la puerta y cua