267. Mis Decretos
Rey Remo Costich
La mierda me había golpeado fuerte y estuve inconsciente casi por un día. Los deseos de apretar el cuello a Brisa aun persisten, a pesar de que paso una semana del incidente. Cada vez que la vemos, mi lobo y yo gruñimos y para nuestro mal gusto, ella parece disfrutar recordar de cómo convulsionamos.
-¿cómo esta mi paciente mas gruñón?-entraba diciendo Brisa en mi habitación sin siquiera llamar a la puerta.
-pero por supuesto, entra, tal vez la próxima vez me encuentres en pelotas-dije de forma lo más grosero que podía, no me sentaba bien estar en cama sin hacer nada.
-me sigo preguntando ¿cómo te aguanta Eva? estas gordito y por lo que veo nada impresionante-decía Brisa sonriendo.
-¿qué?-grite listo para atacar.
-Remo cielo, deja que Brisa te evalué y si no encuentra rastro del veneno, podrás retomar tus quehaceres-decía mi rayo de sol, entrando en la habitación.
Si algo debía reconocer de esta malvada bruja, era su eficiencia y destreza para trabajar. Aunque no tuvie