Intentaba ser serio, pero aquel puchero en los labios de Mala lo puso de inmediato en modo consentidor y cuando vio que sus ojos estaban brillantes por esas lágrimas que no llegaban a salir, corrió a abrazarla.
—Oye, oye, la gente va a pensar que te dije algo malo —murmuró él y se quedó un poco tie