Kainn se despertó sobresaltado, con el corazón latiéndole con fuerza en el pecho y la respiración agitada.
Habían pasado otros dos días, ambos llenos de una tensión y una desesperación insoportables. Kainn no tenía nada que comer ni beber, y se sentía débil y con náuseas. Ya eran cuatro en que no p