Capítulo 38
Elisa levantó la barbilla y se irguió como tantas veces le había reclamado Adalin, era la primera vez en su vida que agradecía a aquella vieja bruja por querer que ella pareciera una dama de la nobleza. Entró en aquel despacho con paso firme y fue a sentarse sin ceremonias detrás del escritorio de K