El martes 13 de agosto Joao fue dado de alta. Junto a sus padres, él y Maël se trasladaron a la casa del moreno en Braga, datos que supe gracias a los mensajes de texto que Maël me envió, siempre manteniéndome informada.
No supe nada de Nikko y hasta entonces él no supo nada de mí. No nos vimos, no nos topamos y no sé cómo hicieron tanto Alfredo como Maël para que el doctor o alguna enfermera no dijera algo al respecto, o no nos mencionara tan siquiera por encima. Mis faltas comprometieron tanto a Danilo como a la pobre Rosa, y agradecía que a ellos no les importara. Al menos, eso es lo que siempre decían.
A pesar de que por momentos me sentía bien conmigo misma gracias a la defensa que mostré ante Marcelino, la debilidad podía conmigo, me atrapaba, y varias veces me vi en la desesperación de apurar a Maël para que conversáramos y decidir qué hacer. Y sobre todo que me aclarara todas las cosas que su hermano me había dicho.
Pero no fue hasta el viernes 16 que pude verlo.
Cuando en ple