Me relajaba escuchando la música proveniente de los parlantes que estaban en el baño, dejaba que el olor a jazmín me invadiera mientras pensaba; esto realmente me encantaba, dejar de pensar y solo concentrarme en las sensaciones que sentía en cada parte de mi cuerpo, el calor abrasador de las velas, el olor profundo, la fluidez del agua contra mi piel y la música, que podía hacerte reír o llorar, la música que calmaba a un alma perturbada y hacia retumbar a un corazón estático.
Mi mente viajaba por todas partes, mis pensamientos divagaban sin centrarse en ningún momento especifico, me sentía liviana, tranquila hasta que mi celular comenzó a sonar