Sus ojos lo observaban expectantes, Enzo necesitaba averiguar por qué Erick estaba allí en el mismo hotel en el que se estaba hospedando. A pesar de que tenía un presentimiento sobre la razón, también esperaba que sus sospechas fueran infundadas. En tanto, Erick guardó las manos en los bolsillos de su pantalón, luciendo relajado.—No ha sido coincidencia, de hecho he traído a una amiga que se hospeda en este lugar —respondió después de unos minutos de silencio—. Bueno, me despido, que tengas un buen día.Se alejó de Enzo, dejándolo con un mal sabor en la boca. Había algo en aquel rubio que no le generaba confianza. Quizás lo estaba juzgando mal, pero cada vez que lo veía sentía que ocultaba su verdadera personalidad tras una fachada de amabilidad fingida.Decidió subir a la suite en el ascensor, dejando atrás sus pensamientos. Mientras tanto, Celine buscaba en su maleta algo de ropa limpia para vestirse después de haberse mojado bajo la lluvia unos minutos antes, cuando Erick fue a re
Horas más tarde, ambos se sentaron en el sofá, manteniendo una distancia prudente entre ellos. La joven tenía las manos apoyadas en sus piernas, intentando cubrir un poco su piel expuesta. No había tenido tiempo de cambiarse y, aunque se sentía incómoda, decidió concentrar su atención en cualquier rincón de la sala evitando el contacto visual con Enzo.Él rascaba su cuello nerviosamente, sin saber muy bien cómo comenzar la conversación. Era consciente de la disculpa que le debía, por lo que decidió expresar sus sentimientos sinceramente.—Siento mucho mis palabras, no era mi intención tratarte de esa manera. Estaba enojado y a veces no suelo cuidar mis palabras —confesó arrepentido.Celine percibió el esfuerzo que Enzo estaba haciendo para reconciliarse con ella y se dio cuenta de que había creído durante todo ese tiempo que su enfado se debía a lo sucedido la noche anterior. Se sintió un poco mal por él, sabiendo lo orgulloso que podía resultar a veces su esposo, según había comentad
La feria rebosaba de vida y color. Los puestos de comida emanaban deliciosos aromas de churros, algodón de azúcar y palomitas de maíz, llenando el aire con una tentadora fragancia. Los juegos de feria estaban abarrotados de niños riendo y correteando de un lado a otro, ansiosos por probar sus habilidades y ganar premios. La energía contagiosa y la alegría en cada rincón eran palpables.Celine recorrió el lugar con la mirada, esbozando una sonrisa al observar a una pequeña niña compartir su galleta con lo que parecía ser su hermano mayor. No debía tener más de ocho años, pero se percibía lo protector que era con la niña, sin despegarse de su lado.—Son tan tiernos —murmuró para sí misma.Mirando en dirección a donde se encontraba la vista de Celine, Enzo observó la escena con compasión. Saber que la vida de cada uno de esos niños dependía de alguien más que les diera un hogar estrujaba su corazón. Era consciente de que no todos tendrían la misma fortuna y las esperanzas de pertenecer a
—Ya vuelvo —se alejó en dirección al escenario, tomó el micrófono que le ofrecía el hombre y comenzó a hablar con entusiasmo—. Espero que todos estén disfrutando, hoy es un día importante para ayudar a quienes más lo necesitan. Así que agradezco que estén aquí.Los presentes escuchaban atentamente sus palabras, algunos asintiendo con la cabeza y otros aplaudiendo ocasionalmente. Algunos niños se acercaron curiosos para escuchar lo que decía el rubio, mientras otros continuaban disfrutando de las actividades de la feria.En ese momento, el sol empezó a descender en el horizonte, arrojando una luz dorada sobre el lugar y creando una atmósfera mágica. La feria seguía llena de actividad y alegría, con Erick en el escenario inspirando a la comunidad a unirse en un acto de solidaridad y generosidad. El evento había logrado unir a todos en un acto de nobleza, demostrando que juntos podían marcar la diferencia en el mundo.(...)Minutos después, Celine recibió un mensaje de Enzo que la alerta
El vuelo había despegado temprano, sin mayores contratiempos, durante el aterrizaje no hubo ninguna complicación de importancia y antes de que se dieran cuenta, ya habían llegado a casa sanos y salvos. Enzo se sintió aliviado de haber mantenido el control en el viaje, a pesar del terror que le provocaba estar en las alturas, encerrado en un avión. En esta ocasión, logró mantener la calma, siendo capaz de permanecer tranquilo durante el resto del vuelo. Quizás se debió a la presencia de su compañera de viaje, quien le transmitió seguridad y completa paz, lo cual contribuyó a calmar sus nervios y a hacerle sentir más relajado.George había ido por ellos al aeropuerto. Iba conduciendo hacia la residencia cuando recibió una llamada del señor Emir. Nervioso, miró por el espejo retrovisor a la pareja, sentados uno al lado del otro. Enzo estaba concentrado mirando la pantalla de su laptop, mientras Celine observaba por la ventanilla con la vista perdida."¿Tan mal la habrán pasado?" Se pregu
La complicidad entre ambas era evidente, habían congeniado desde el principio a pesar del poco tiempo que llevaban conociéndose. A Celine le agradaba la compañía de Claudia, especialmente durante las noches en las que compartían lecturas en la biblioteca. Sin saberlo, la pelirroja había estado ayudando a Claudia a lidiar con su insomnio, ofreciéndole una distracción agradable en lugar de quedarse dando vueltas en la cama luchando por conciliar el sueño.—Es muy amable señorita. Gracias —una sonrisa se extendió por todo su rostro, contenta de aquel regalo—. Oh, por cierto, ¿ya conoces a Jessica? Claudia miró hacia la joven que había permanecido en silencio a su lado y Celine asintió, dirigiendo su mirada hacia Jessica, quien parecía mantener una actitud reservada.—Sí, acabo de conocerla —respondió Celine, notando la falta de interacción por parte de Jessica.—Bien, me has ahorrado las presentaciones. Jess es una buena chica, solo un poco tímida pero es muy competente en el trabajo. M
El sonido ahogado de los pasos en el exterior advertía de la pronta llegada de su padre. Sabía a lo que venía y se preparaba para enfrentarlo. No transcurrió menos de un minuto cuando la puerta fue abierta de golpe, mostrando la figura de un señor entrado en años cuya presencia formidable imponía respeto a su paso. Su cuerpo erguido pero frágil se sostenía en un bastón negro que le otorgaba cierta aura aterradora.—Enzo, ¿puedes explicarme qué hiciste para que la señorita Jossie acabara llorando? —preguntó demandante.Enzo volteó a mirarlo desde su lugar. Había pasado un rato frente al ventanal que daba hacia el jardín, observando un punto en específico; el árbol de cerezo que su madre había plantado años atrás.—¿Qué quieres que te diga? —inquirió en medio de un bostezo—. Le he dejado claro algunas cosas. Eso es todo.—¿Ah sí? ¿Y era necesario hacerlo delante de todos? Pobre muchacha, debió sentirse avergonzada... —un resoplido escapó de Enzo, ganándose una mirada de recriminación po
Por otro lado, a varios kilómetros de la residencia de Enzo, se encontraba una cabaña aislada situada en el bosque cerca del lago. En ese lugar vivía una joven junto a su padrastro, un hombre viudo que se había refugiado en el alcohol después de la muerte de su esposa hace diez años. Durante ese tiempo, la joven había soportado los maltratos por parte de su padrastro, convirtiéndose en víctima de él sin poder hacer nada al respecto. Estaba atrapada en una vida miserable, esclavizada.Como si eso no fuera suficiente, el padrastro tenía muchas deudas por pagar y decidió ofrecer a Celine como esposa a uno de los hijos de sus prestamistas, sin importar que este fuera veinte años mayor que ella.—Por favor, no me hagas esto... —suplicó Celine entre lágrimas—. Encontraré el dinero y pagaré cada centavo que debes, pero no permitas que ese hombre me lleve con él.Celine se dirigió hacia su padrastro al verlo entrar a la sala, luego de haber despedido al prestamista que pocos minutos había est