Angelina, o Merytnert como era su verdadero nombre, caminaba bajo el cielo estrellado junto a Héctor, su pareja destinada. Su corazón latía con una mezcla de nerviosismo y emoción mientras se acercaban a la casa del Alfa, su hermano. Cada paso la acercaba más a su pasado, a sus raíces, a todo lo que había perdido hace tanto tiempo.
La nana, al verla en el umbral, dejó escapar un grito ahogado. Sus manos temblorosas cubrieron su boca mientras las lágrimas rodaban libremente por sus mejillas arrugadas. Se abalanzó hacia Merytnert, envolviéndola en un abrazo que transmitía años de anhelo y preocupación contenida. Su cuerpo entero temblaba mientras sollozaba, murmurando oraciones de agradecimiento a los dioses por haberla mantenido a salvo y traerla de vuelta a casa. Con manos temblorosas y gentiles, la nana guió a Merytnert hasta su habitación, junto a la de J