Su Alfa la besaba con ansias, recorriendo su cuerpo con sus manos, introduciéndolas debajo de su vestido, provocándole una excitación inigualable. Ella movía su cintura al roce que no se detenía. Él la seguía besando, quitándole las bragas y metiendo sus dedos en su interior. No quería despertar, era un sueño tan real y se sentía tan bien. 
—Oh, Isis, te amo —balbuceó Jacking

 Ella de repente al escucharlo, se dio cuenta de que no era su Alfa, sino Jacking. Intentó zafarse, pero él la besaba en el cuello, donde estaba la marca de su Alfa, y todas las sensaciones que eso le provocaba se hicieron presentes al sentir como la introducía. No podía entenderlo; se estremecía mientras él continuaba moviéndose dentro de ella, provocándole un gran placer. 

 Isis comenzó a llorar. No podía entender por qu&