41. LA HISTORIA DE MARCUS
JACKING:
Marcus observaba atento desde su lugar, su juguete ahora abandonado. Sabía que el niño no entendía del todo la conversación, pero su aire de curiosidad era inquietante. Estaba seguro de que sentía su unión con nosotros, de su vida en el futuro-pasado. Mi Beta, Amet, se acomodó en la silla antes de iniciar.
—Señor, lo que le estamos pidiendo es su experiencia y conocimiento. Por tal motivo, durante los primeros cinco años, usted ganará un setenta por ciento de lo que nosotros invirtamos en dinero —siguió explicando Amet—. Poseemos mucho capital, pero no contamos con personas capacitadas que sepan invertirlo.
—¿Setenta por ciento, dijo usted? —preguntó por primera vez con interés el señor Farell.
—Sí, le daríamos una casa y su hijo irá a una buena escuela —agregué con seriedad, mirando a Marcus con mis ojos de lobo, lo que hizo que él abriera los suyos y, por un breve instante, los colores de sus ojos cambiaran al llamado del Alfa Supremo. Ningún lobo puede rechazar ese l