34. CONTINUACIÓN
AMET:
Me dirijo junto al alfa a su casa. Todo lo que hemos hecho para recuperar a todos los niños que formaban el grupo de amigos de nuestras esposas me llena de satisfacción.
—Jacking, solo nos falta encontrar a Marcus —le digo, pasando una mano por mi cuello; me siento muy cansado.
—Sí, lo haremos mañana —contesta—. Al menos sabemos que él no está enfermo; es muy saludable.
—Sí, es un alivio. ¿Qué vamos a hacer ahora? ¿Me necesitas para algo más? —pregunto, deseoso de ir a recoger a mi pequeña mitad; debe estar pensando que la abandoné.
—Creo, Amet, que por hoy es suficiente. Iré a ver a mi Luna después de visitar a Meryt —responde, girando en la esquina—. ¿Quieres verla también?
—Sí... —murmuro, sintiendo un peso extraño en el pecho al pensar en ella.
Mi prima Meryt todavía no despierta. Recuerdo su presencia revoloteando a mi alrededor cuando era niño, siempre tan peculiar. Aunque deseo ir a ver a mi Antoni primero, desde su llegada no puedo evitar querer estar cerca