253. LOS INTRUSOS
ISIS:
La tormenta que se agitaba en mi pecho no podía ser ignorada más. Había temido su reacción desde que Isis comenzó a recordar, pero también sabía que el único camino era la verdad. Me arrodillé frente a ella, manteniendo nuestras manos unidas, buscando su mirada con la intensidad de quien pretende leer hasta el último rincón de un alma.
—Escúchame, mi Luna —dije con sinceridad—. Antes de que continúes, deja que sea yo quien te confiese algo importante.
Ella parpadeó, claramente sorprendida por mi reacción, pero no apartó sus ojos de los míos.
—Ese chico que fue tu novio en la escuela —tragué en seco—. Fui yo.
Vi cómo ella se quedaba mirándome, mientras el sonido de nuestras respiraciones se escuchaba entre nosotros. Sabía que nada volvería a ser igual después de ese momento. Isis me miraba en silencio con incredulidad.
—Isis, nuestro Alfa está siendo muy sincero con nosotras, no tenía por qué confesarnos eso y lo hizo. Realmente nos ama —escuché a mi lobo.
—Sí, Ast, e